Chile prehispánico,
antiguamente denominado como Prehistoria de Chile, es el período histórico
que se extiende desde la llegada de los primeros habitantes al actual
territorio continental chileno,
por lo menos en el 12800 a. C.,
hasta la llegada de los colonizadores españoles a Copiapó,
en la expedición de Diego de Almagro,
el 21 de marzo de 1536.
es el período histórico
que se inició con la llegada de los españoles a tierras chilenas,
específicamente la expedición de Hernando de Magallanes en 1520,
luego continúa con la de Diego de Almagro en 1536,
y concluye con la llegada dePedro de Valdivia en 1541,
quien inicia el período de la Conquista.
Expedición de Hernando de Magallanes
a |
En su intento por llegar a las Indias, Hernando de Magallanes, también conocido como Fernando de Magallanes, descubrió para España las costas de la Patagonia y de la Tierra del Fuego, y también navegó las aguas del estrecho que luego recibiría su nombre: Magallanes.noche por lo que dieron a esa zona el nombre de tierra del fuego .
En el invierno de 1520, los hombres bajo el
mando de Magallanes tomaron contacto con los tehuelches,
que llamaron la atención de los españoles por su elevada estatura, su
vestimenta de piel de guanaco y
su apariencia desgreñada. Fueron considerados como gigantes y bautizados
como patagones, supuestamente a causa de las enormes huellas que dejaban
sus pies forrados en pieles de guanaco. La región que habitaban fue
nombrada Patagonia.
En su paso por el estrecho, divisaron muchas
fogatas hacia el sur durante la la
xpesicion
Los preparativos
Almagro inició los preparativos de su
expedición a Chile con
buenos auspicios. Le llegaron noticias de los incas de que la región al sur del
Cuzco estaba poblada de oro, por lo que juntó fácilmente 500 españoles
para la expedición, muchos de los cuales lo habían acompañado al Perú.
Iban también en la expedición unos 100 esclavos negros y unos
1500 peruanos yanaconas para
el transporte de las armas, ropas, víveres.
Las noticias que les llegaban de Chile eran
absolutamente falsas, pues los incas planeaban una rebelión contra sus
dominadores y deseaban que aquel grupo tan numeroso de españoles se alejara de
Perú, sabiendo que al sur solo encontrarian indígenas hostiles. Para
convencerlos, Almagro le pidió al Inca (rey del imperio) que les preparara el
camino junto a tres soldados españoles, el Inca les entregó el más alto jefe
religioso del imperio llamado Manco, el Villac-Umu, también a su propio hermano
llamado Pablo Inga, y su propia compañía.
Encomendó a Juan de Saavedra que
se adelantase con una columna de 100 soldados para que, a la distancia de
unas 130 leguas, fundase un pueblo y lo esperase con los alimentos e
indios de relevo que pudiera reunir en aquellas comarcas.
Reconocimiento del territorio
Por fin el resto de la columna llegó a
Copayapu (Valle del Copiapó) con 240 españoles, 1500 yanaconas, 150 negros y
112 caballos, entre los negros venía una mujer leal a Almagro llamada
Malgarida. Quedaron para pasto de los cóndores 10 españoles, 170 caballos y
cientos de indios auxiliares.
Después de la natural recuperación de
energías, se dio la orden de reiniciar la marcha hacia el valle de Copiapó, sin
embargo le desertaron una multitud de yanaconas que dejaron prácticamente sin
sirvientes a los españoles. Almagro endureció la mano e hizo quemar a varios
indios culpables de haber matado españoles.
Estos indios habían asesinado a los tres
soldados enviados en vanguardia que habían llegado a Chile. Para su
escarmiento, Almagro decidió darles un cruel castigo, reuniendo a todos los
caciques importantes de la región, enrostrándoles su crimen y condenándoles a
morir en la hoguera.
Durante la realización de su castigo le
llegaron noticias de los caciques de la región del Aconcagua,
que deseaban realizar amistad con los blancos, esto era gracias a un par de
españoles renegados de Pizarro que estaban en la región desde antes.
Se trataba de Gonzalo Calvo de Barrientos y Antón Cerrada,
quienes en realidad fueron los primeros españoles en descubrir y pisar
territorio chileno. Gonzalo Calvo de Barrientos había sido afrentado por
Pizarro haciéndole cortar las orejas y para no exhibir su afrenta se internó
hacia el sur del valle de Zama, internándose posteriormente hacia el sur. Sería
el más leal colaborador de Almagro.
Durante su marcha a esa región, el Adelantado
tuvo noticias de un barco, el San Pedro que había recalado en la
región, (Los Vilos) dirigido por Ruy Díaz y
que venía lleno de ropas, armas y víveres para la expedición.
Al llegar al río Conchalí, en Los Vilos se
encontró con el otro español ya mencionado llamado Antón Cerrada quien ya había
influenciado a los aborígenes a dar una bienvenida pacífica a la columna de
Almagro.
RECONOCIMIENTO DE TERRITORIO |
Al llegar al valle del Aconcagua los
españoles fueron bien recibidos por los naturales, por los consejos que les
entregó Gonzalo Calvo, español radicado hace años en Chile.
Sin embargo, los mismos naturales fueron mal
influenciados por el indio Felipillo,
intérprete de los conquistadores, de las malas intenciones de estos y su
recomendación de atacarlos o huir de ellos.
Los naturales le hicieron caso, no se
atrevieron a atacarlos y escaparon durante la noche, realizando igual intento
el indio Felipillo y
varios yanaconas, tomando el camino del norte, pero este último intento no
fructificó. Felipillo fue atrapado y descuartizado con caballos frente
al Curaca de la región como escarmiento.
El territorio que el Adelantado esperaba
encontrar lleno de riquezas no cumplía ni sus más mínimas expectativas, esto le
causó una gran desilusión, por lo que decidió enviar una columna de 70 jinetes
y 20 infantes dirigida por Gómez de Alvarado para
que explorase el sur del territorio.
Salieron en grupos pequeños de no más de 10
hombres haciendo jornadas de 20 km cada
día. Durante el día se refugiaban bajo la sombra de los tamarugos, en
la Pampa del Tamarugal y
caminaban de noche.
Para ponerse a cubierto de una sorpresa ya
que el Perú ardía en una rebelión general contra Pizarro, Francisco Noguerol de
Ulloa se hizo a la mar y desembarcó en el caserío como protección adelantada de
los expedicionarios permaneciendo 18 días y luego regresando por tierra a
Arequipa en febrero de 1537 con la pérdida consignada de un hombre, Francisco
de Valdés que murió ahogado en un río.
Tal fue el estado físico en que llegó Almagro
y sus seguidores que desde entonces se les llamó los "rotos de
Chile" a quienes vinieran de esas tierras.
La conquista
A comienzos de 1537
Almagro, el descubridor de Chile por la vía terrestre, abandonó el territorio
por Atacama ante la premura de regresar a Cuzco, una vez conoció la rebelión de
Manco. Le aguardaban la guerra con Pizarro, la prisión y la muerte a garrote un
año después por orden de este último.
Distintos grupos de
los expedicionarios de Almagro exploraron los nuevos territorios y, a medida
que avanzaban, la esperanza de encontrar oro y riquezas se esfumaba cada vez
más. El país parecía propicio sólo para la agricultura. Como eso no era lo que
estos hombres buscaban, decidieron regresar al Cuzco, eligiendo el camino de
los extensos y áridos desiertos del norte. Arribaron a Perú a comienzos de
1537.
Diego
de Almagro murió al año siguiente, ajusticiado por orden de su antiguo
compañero de aventuras, Francisco Pizarro
La ambición de Valdivia
La muerte de Diego de
Almagro dejó el camino abierto para que Francisco Pizarro intentara —a través
de sus hombres de mayor confianza— la conquista de Chile. Pese a las ambiciones
de los españoles, ninguno tuvo deseos reales de aventurarse en territorio
chileno, hasta que el capitán Pedro de Valdivia, quien había luchado contra
Almagro en favor de Pizarro en la batalla da Las Salinas, decidió conquistar
estas tierras para España.
Valdivia era un hombre
destacado por su experiencia y adecuada instrucción militar. Había viajado a
América en 1535, solo y dejando en España a su esposa Marina Ortiz de Gaete.
Después de servir casi un año en Venezuela, llegó a Perú. Se enroló bajo las
órdenes de Francisco Pizarro, y desplegó todas sus dotes militares, recibiendo
como premio tierras, indios y una mina de plata. Así, se convirtió en uno de
los colonos más acomodados de Perú. Sin embargo, aspiraba a una gobernación
propia.
En 1539 Pedro de Valdivia
(1497-1553), maestre de campo de Francisco Pizarro en la guerra contra Almagro
y experimentado soldado procedente de los tercios de Flandes e Italia, solicitó
a su capitán y gobernador autorización para realizar una expedición a Chile.
Era la oportunidad de probar fortuna y alcanzar hacienda y gloria perseguida en
campos de batalla europeos y en numerosas luchas como en las que había tomado
parte en América. Pizarro accedió a la petición nombrándole "teniente de
gobernador", pero dejó en sus manos levantar y pagar la fuerza con la que
acometer la nueva jornada, que no sería sino la finalización de la ocupación
del imperio inca, tal y como sucediera en la fracasada aventura de Almagro.
Obtenida la autorización
para conquistar y poblar estas tierras en nombre del Rey, Pedro de Valdivia
recibió el título de Teniente Gobernador de Chile —es decir, jefe del país que
se proponía conquistar—, sometido a la autoridad de Francisco Pizarro.
Por su intervención en la
guerra civil del Perú, Valdivia había sido recompensado con una encomienda en
el valle de la Canela (Charcas) y una mina de plata en Porco, bienes que puso a
disposición de la campaña que se aprestaba a iniciar. Sin embargo, no logró
reunir los medios necesarios hasta que pudo alcanzar un acuerdo con un
adinerado comerciante llegado de España, Francisco Martínez, que financió el
avituallamiento de los expedicionarios a cambio de la mitad de lo que rindiera
la Conquista.
Las dificultades serían
todavía mayores para reunir una fuerza suficiente que ofreciera garantías para
la aventura. Las noticias que habían traído de Chile la gente de Diego de
Almagro sobre la ausencia de grandes riquezas y la penuria del viaje
desalentaron el reclutamiento. En esta ocasión se pretendía la conquista del
país y la fundación de asentamientos estables, por lo que llevarían consigo
semillas y animales domésticos.
Debido a estos problemas,
Valdivia acordó compartir jornada con Pero Sancho de Hoz, quien fuera
secretario de Pizarro y estaba ansioso de hacer efectiva la gobernación que el
rey le había concedido en las tierras que descubriera en la región más austral.
En enero de 1540 Valdivia partió de Cuzco con apenas once soldados y mil
indígenas, decidido a seguir la ruta del desierto que señalara el retorno de
Almagro.
En su determinación,
pesaron no sólo las dificultades naturales del Altiplano, sino también la
hostilidad de los indígenas de la región. El capitán español cuidaba mucho de
dar descanso a sus tropas, en aquellos valles donde encontraba pasto para sus
caballos y víveres para sus soldados.
El viaje
La expedición tenía un
alto costo. Había que proveerse de hombres, animales, alimentos y otros
recursos. Lo que más le costó a Valdivia fue reunir a los hombres. Invirtió
todos sus recursos y hasta se endeudó para concretar su viaje, y sólo logró
reunir unos 150 soldados. Incluyó en el grupo a una mujer española, Inés de
Suárez, y a algunos sacerdotes.
Los expedicionarios traían
consigo diversas semillas europeas —principalmente trigo—, animales domésticos
—como cerdos y gallinas—, y herramientas de toda clase. El 20 de enero de 1540,
partieron desde el Cuzco.
A diferencia de Almagro,
Valdivia eligió la ruta de los desiertos para venir a Chile: del Cuzco a
Arequipa, de Arequipa a Tacna y de allí a Arica, prosiguiendo a Tarapacá.
De Arica la expedición
pasó a Tarapacá y allí aguardó a que se sumaran nuevos efectivos. Primero
fueron los dieciséis que llegaron con Rodrigo de Araya; después la gente
reunida por Francisco de Villagra, procedente de la fracasada expedición de
Diego de Rojas, unos ochenta más. En San Pedro de Atacama se agregaron
veinticinco españoles al mando de Francisco de Aguirre. Fue entonces cuando
Sancho de Hoz pretendió asesinar a Valdivia.
Fracasado ese intento, y
ante la perspectiva de ver frustrada la campaña a causa de las discordias,
Valdivia, después de haber mandado prender a su rival, se limitó a imponer a
Sancho de Hoz que disolviera mediante escritura la compañía que traía con él y
asimismo renunciara a los derechos que habían acordado repartirse cuando se
asociaron, tras lo cual, después de expulsar a varios cómplices, le permitió
continuar en la expedición.
Posesión del territorio
En septiembre de 1540, los
españoles llegaron a Copiapó, donde tomaron posesión del territorio. En Copiapó
llegarían a incorporarse una veintena más de españoles. Y con esta fuerza,
Valdivia tomó posesión del territorio que en adelante se descubriera con el
nombre de Nueva Extremadura -en honor a su tierra de procedencia, en la
península Ibérica-, pues a esa distancia y en esa latitud concluían los
derechos de Pizarro. Se extendió un acta y el lugar se llamó Posesión, nombre
que se le asigna a Copiapó en los primeros documentos de la Conquista.
Los
expedicionarios continuaron su avance por los valles de Huasco, Coquimbo y
Aconcagua y, en diciembre de 1540, ya se encontraban en el Valle del río
Mapocho.
Aquí, encontraron una complicada situación política y
militar entre los indígenas. Michimalongo y Tangalongo se disputaban el dominio
del valle. A su vez, el cacique Atepudo mantenía guerras con Michimalongo.
Valdivia sabía que su empresa de conquista era difícil
y que ésta, entre otros factores, dependía del lugar en que fundara la primera
ciudad.
La segunda etapa de la conquista:
expansión al sur
(1550 - 1553)
(1550 - 1553)
El viaje al Perú significó la
consolidación de la conquista de Chile ya que Valdivia vuelve con refuerzos y
pertrechos y además con el reconocimiento oficial de su cargo y derechos sobre
los territorios. En estas condiciones ya pudo emprenderse la conquista del
resto del territorio que en derecho se le había otorgado. La mecánica para esto
fue la fundación de ciudades. La primera fue en realidad una refundación: la
ciudad de La Serena había sido destruida y Francisco de Aguirre le refundó en
1549.
En 1550 comenzó el avance hacia
el Sur y con ello comenzará también la Guerra de Arauco, por lo cuanto deberán
enfrentarse con la fiera resistencia del pueblo araucano. Por esta razón
Valdivia debió fundar varios fuertes, sobre todo en el territorio propiamente
araucano.
El 5 de octubre de 1550, fundó la
ciudad de Concepción que contó inicialmente con 40 vecinos a los que se le
repartieron indios y tierras.
Las siguientes fundaciones
fueron: La Imperial (1551), Valdivia (1552), Villarrica (Jerónimo de Alderete
1552), Los Confines (Angol 1553) y los fuertes de Tucapel (1552) Arauco y Purén
(1553).
Hay que considerar que el número
de españoles en esta época, contando todos los refuerzos llegados, no pasaba de
mil, mientras que se calcula en medio millón aproximadamente, la cantidad de
indígenas que habitaban Chile entre Copiapó y Reloncaví (territorio de
penetración española). Entre el río Itata y el Toltén se calcula habitaban unos
400.000 indígenas.
Ahora bien, si se considera que
además de esta enorme desproporción en número, los españoles se habían dividido
en pequeños grupos que habitaba cada fuerte y ciudad, algunos de los cuales
estaban separados por más de 500 kilómetros, se concluye que la debilidad de
los conquistadores era enorme, sobre todo frente a un ataque masivo de los
araucanos.
Primera insurrección general
araucana (1553 - 1557)
Esto ocurrió cuando Lautaro logró
organizar y dirigir una insurrección general de su pueblo a fines de 1553. Con
una nueva estrategia, atacó simultáneamente los fuertes de Purén y Tucapel. Al
enterarse Valdivia de este hecho debió dividir sus fuerzas para partir en
auxilio de ambos lugares dirigiéndose él a Tucapel. Los indígenas aplicando sus
nuevas estrategias, lo esperaban emboscados y lo atacaron en oleadas sucesivas
hasta agotar la resistencia de los españoles que fueron cayendo uno tras otro.
Finalmente el propio Valdivia fue capturado y, poco después, muerto.
La inesperada muerte del
Gobernador tuvo efectos desastrosos en la naciente colonia pues sería difícil
encontrarle un reemplazo a esa altura. A pesar que Valdivia había previsto esta
eventualidad designando sus posibles sucesores, se produjeron serias disputas
entre sus antiguos compañeros de conquista varios de los cuales, con diferentes
argumentos y razones pretendieron heredar el cargo de gobernador. Esto llevó
incluso a que se generara una rivalidad entre los habitantes de Santiago y los
de Concepción quienes apoyaban a personajes distintos para el cargo. Esta
situación de incertidumbre se termina cuando el virrey del Perú designó para el
cargo a su propio hijo, Don García Hurtado de Mendoza en 1557.
FUNDACIÓN DE CIUDADES EN CHILE
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SIGLO
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NORTE
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CENTRO
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SUR
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XVI
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La Serena 1544
(gob. de P. de
Valdiva)
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Santiago 1541
(gob. P. de Valdivia)
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Concepción 1552 (gob.
P. de Valdivia)
Los Confines (Angol)
1553 (gob. de P. de Valdivia)
Cañete 1558 (gob.
García Hurtado de Mendoza)
La Imperial 1552 (Gob. p. de Valdivia)
Villarrica 1552 (gob.
P. de Valdivia)
Valdivia 1552 (gob. P.
de Valdivia)
Osorno 1558 (gob.
García Hurtadode Mendoza)
Castro 1567 (gob.
Melchor Bravo de Saravia)
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Acta de la fundación de Santiago
"A doce del mes de febrero, año de mil quinientos y
cuarenta y un años, fundó esta ciudad a nombre de Dios y de su bendita madre,
y del Apóstol Santiago, el muy magnífico señor Pedro de Valdivia, teniente
gobernador y capitán general en las provincias del Perú por Su Majestad y
púsole nombre la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, y a esta provincia y a
sus comarcas, y aquellas tierras de que Su Majestad fuere servido que sea
gobernación, la provincia de la Nueva Extremadura.”
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Gobernador
Pedro de Valdivia
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saludiotos a todos a los que me visitan
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